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lunes 12 febrero, 2018

El Estado y la sociedad

El Estado está emplazado a revisar su rol ante la sociedad. Es que situación como la que narramos a continuación deben ser previsible o evitada con una detección temprana.

Ubiquémonos en el horripilante hecho sucedido en el Barrio Enriquillo, donde Reina Isabel Encarnación Morales, de 32 años de edad y supuestamente en estado de gestación, y sus tres hijos de 11, 9 y 6 años, fueron asesinados y sus cuerpos encontrados por vecinos ante la fetidez que emanaba de su vivienda.

Del crimen se acusa a su pareja Víctor Alexander Portorreal Mendoza (La Greña y/o Chaman Chacra), quien alegadamente hasta se tomó el tiempo para ir a la playa porque nadie sospechó de él. La pareja tenían poco menos de dos años conviviendo y en el azaroso apartamento, único testigo del crimen, menos de un mes.

Lo anteriormente descrito evidencia poco control, como sociedad admitamos esa realidad.

La experiencia de éste y otros hechos hablan por sí sola. Indican que la población no fue la única sorprendida con el dantesco crimen, también el Estado lo fue.
Nuestro mal histórico como sociedad es que el Estado se ha enraizado en una cultura paternalista, pero no prevé, no vigila y no se interesa por controlar procesos.

Una mujer fue degollada y tres niños fueron asesinados, las dos hembras estranguladas y el varón ahorcado, y nadie los extrañó. Tampoco el Estado sabia de ellos hasta el día en que se destapó la tragedia.

Reina Isabel, según la Policía, fue asesinada el sábado 03. Esa noche también mataron sus dos hijas, mientras que al varoncito lo ahorcaron al otro día.

De los tres vástagos, supongamos que, al menos, dos debieron estar inscritos en la escuela o colegio, entonces..¿Por eso niños no preguntaron sus profesores ni la dirección del plantel o colegio? ¿A nadie les importó que fueran o no a las escuela?, ¡Ni siquiera al Estado!

Alguna enseñanza debemos sacar de esta tenebrosa experiencia que deja al desnudo a la sociedad y, por ende, al propio Estado.